Historias que contar...
En el año 998, San Odilón, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue instituido el día de los "Fieles Difuntos".
En el año 998, San Odilón, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue instituido el día de los "Fieles Difuntos".
En los orígenes de esta celebración, hallamos una mezcla de paganismo y cristianismo con el mencionado Halloween, nombre anglosajón aplicado a la celebración de la noche del 31 de octubre, que precede a la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos, el 1 de Noviembre, que es el día en el que la Iglesia Católica honra a todos los santos.
Las civilizaciones prehispánicas de América también rendían culto a la muerte. Los misioneros cristianos tuvieron que adoptar muchos de los ritos y símbolos indígenas para lograr su evangelización. La Unesco ha declarado esta festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Es una celebración importante dentro del calendario de Arte y Cultura del Ecuador.
Las tradiciones del "Dia de los Difuntos o Finados" se remontan al S.XVI, cuando los indígenas recordaban a los muertos con algunas prácticas sociales y religiosas. Las ceremonias llamadas "Ayamarcha", se celebraban en el mes de octubre mediante cantos fúnebres y la preparación de comidas especiales hechas con maíz negro.
Una de ellas era la clásica colada morada (originariamente llamada uchucuta), acompañada con la también típica guagua de pan.
Los indígenas llevan al cementerio la colada morada, cuyes asados, mote, carne de conejo y otros alimentos bajo la creencia de que los difuntos se los van a servir. La colada morada se riega sobre la tumba de sus antepasados añadiéndose plegarias en recuerdo de los difuntos.
Lugares importantes para visitar y apreciar esta costumbre.-
Santa Elena: “Somos ángeles y en el mundo vamos”. Santa Elena es una de las provincias en las que la muerte marca parte de las costumbres y tradiciones más arraigadas: se sabe que los lugareños aún atan un cordón a la cintura de sus muertos para que con él, el difunto evite que el maligno los lleve al infierno. Por ello, el mismo día, se celebran actividades en torno a la colada morada, explicaciones sobre el Nudo del Muerto y se puede visitar el Museo “Amantes de Sumpa” y quizás asistir a la preparación de la tradicional Colada Morada en la “mesa de los Muertos”.
Morona Santiago: En la comunidad shuar de Shiramentsa, por ejemplo, viejos y jóvenes beben chicha de chonta, hacen vigilia y permanecen armados con sus carabinas para evitar que se atente contra sus antepasados.
Azogues: Los hombres llevan tambores, pingullos (silbatos elaborados con hueso de ave) y chicha, que riegan sobre la tumba como símbolo de lo que está seco e inerte.
Latacunga: En el estadio La Cocha, desde hace 50 años, como parte de la celebración se instala la Feria de Barro, que comienza el 30 de octubre y culmina el 12 de noviembre en algunos casos.
Tulcán: El cementerio de Tulcán, norte andino ecuatoriano, se prepara para recibir a turistas de todo el mundo durante la celebración del día de los difuntos que se lleva a cabo cada 2 de noviembre, fecha en que se renuevan las tradiciones ancestrales de los pobladores de la ciudad limítrofe.
El cementerio “José María Azael Franco Guerrero” (nombrado así en memoria de su creador) fue declarado Patrimonio Cultural del Estado y sitio natural de interés turístico desde el 28 de mayo de 1984. Al mes recibe cerca de 1.500 visitas, 90% de las cuales son colombianas.
Quito: Visitar a los seres queridos que han muerto ya, el conversar con ellos, hacerles una ofrenda y entregarles adornos no es una práctica reciente. Se trata del Ayacuna Capac Jocha, una costumbre que se remonta a la era prehispánica y que se reeditará, como todos los años, 1, 2 y 3 de noviembre en la parroquia de Calderón.
El “Ayacuna Capac Jocha” o divinos agrados a los difuntos, es el ritual que celebra a la muerte como parte de la vida y se realizará en la plaza central de San Miguel del Común y en la capilla, cementerio y Centro Parroquial de Calderón ubicado en la calle Carapungo. Allí se realizará toda una programación en conmemoración a los finados, “época en la que los moradores de las comunas de la parroquia Calderón conservan esta festividad ancestral en relación al calendario astronómico, proceso de la vida que es la celebración de la muerte”.
Ritual de la Huanlla con figuras de artesanías de mazapán, como soldados en caballos, yana api (maíz negro molido), chiguguas, trenzas, urpis (palomas), quinchas (cercos), espirales, roscas, uchucuta, el sango, el samboyano, chicha (aso) (traguito) con flores y frutas, guaguatandas ligadas a la fertilidad para agradar a los ayas por los seres queridos en Chai Shuc Pacha o en el Urcu Causai que es el otro espacio existencial.
Me gusto el relato m
ResponderEliminar